Número 6: Cree en ti mismo.
Entrar en acción requiere que tengas fe en ti mismo, especialmente
cuando todos a tu alrededor te dicen que no puedes hacerlo y que te irá mal. Al
final, tienes que recordar que nadie te conoce mejor que tú. Tú sabes de qué
eres capaz, y si crees que la meta que tienes en mente está a tu alcance,
entonces en verdad así es, sin importar lo que otros digan.
Número 7: Ten un compañero.
Solo por tener alguien contigo dispuesto a
ayudar no significa que no eres lo suficientemente fuerte para llegar a tu
objetivo por tus medios. Tampoco hace que llegar a la meta sea menos
satisfaciente. ¡Si acaso, el objetivo se vuelve más dulce, pues tienes alguien
con quien compartirlo!
Si sientes que necesitas a tu
esposa, esposo, a tu lado para lograr un objetivo en
particular, entonces pídele ayuda y has que suceda, y de nuevo, ¡olvídate de lo
que los demás digan! Mientras no estés lastimándote ni a nadie más, entonces no
hay nada malo con lo que haces.
Número 8: Consigue a alguien que lo haga por ti.
Entrar en acción tampoco significa
que debes hacer todo por ti mismo. Digamos que tu meta es construir una casa.
¿Significa eso que debes hacer todo, desde poner los cimientos hasta pintar las
paredes? ¡Por supuesto que no!
Entrar en acción también significa
encontrar a la mejor persona para el trabajo. Así que no tengas pena de admitir
si algo está más allá de tus conocimientos o habilidades. Hay algunas cosas en
la vida que es mejor dejarlas en manos de un experto.
Número 9: No seas demasiado orgulloso y pide ayuda.
Muchas personas confunden entrar en acción
como algo que contribuye directamente a alcanzar una meta específica. Lo que no
comprenden es que a veces, un beneficio indirecto es igual o más importante.
Considera, por ejemplo, olvidarte
de tu orgullo. Algunas personas pueden decir que no tiene nada que ver con
alcanzar un objetivo. ¿Pero qué tal si tu orgullo es lo que te detiene de
obtener la muy necesitada ayuda de un experto?
Número 10: No está mal comenzar de nuevo.
¿Qué tal si llega un punto en el
que te das cuenta que el primer paso que tomaste estaba equivocado? ¿O qué tal
si de repente te das cuenta que lo que estás haciendo no te está acercando a tu
meta, y más bien te aleja de ella?
¿Simplemente te sientas a
lamentarte? Si es así, eso no es equivalente a entrar en acción. Puede que
estés haciendo algo, pero nada que te ayude a alcanzar tu meta.
Si te das cuenta que algo anda mal,
entonces despeja tu mente y vuelve en tus pasos hasta encontrar el error
crítico que has cometido. Corrígelo, y sigue adelante. Si es necesario,
comienza desde el principio - ¡Mientras más pronto mejor!